Así aparecen representados Odin y Slepnir en la Piedra de Tjängvide, labrada en el siglo VIII y descubierta en 1844 en la granja de Tjängvide, en la isla sueca de Gotland.
Por varias razones me pareció oportuno recurrir a Sleipnir en este capítulo dedicado al Jökulsá á Fjöllum. Acercarse a las cabeceras de este río requiere usar un todo-terreno (8LD eight legs drive) tan poderoso como Sleipnir con su tracción a las ocho patas. (Aunque quizá el desarrollo de colosales obras hidráulicas por allá arriba permita muy pronto subir en patinete).
El explorador novato ha de saber que en el largo y turbulento curso del Jökulsá á Fjöllum sólo hay tres puentes: uno está próximo a la desembocadura, en Ásbyrgi. Otro está 53 kilómetros aguas arriba, en la Hringvegur o carretera N1. Y el tercero está perdido en la Islandia remota, en la pista F910, al norte del Monte Herðubreið, cerca del Vatnajökull.
En este capítulo vamos a ocuparnos solamente de la parte final del río, la que discurre entre los dos puentes del curso bajo.
Éste es el puente cercano a Ásbyrgi, es decir, el que está próximo a la desembocadura. Permite que la carretera de la costa, la 85, comunique los fiordos del norte y nordeste.
El tercio final del río es el corazón del Parque Nacional del Jökulsárgljúfur. La orografía de este área cambió hace unos diez mil años. La explosión de un volcán, justamente bajo el curso del río, fundió una ingente masa de hielo y causó una avalancha –un jökulhaup- de proporciones inimaginables. Consiguientemente, el curso cambió para adaptarse a los nuevos perfiles modelados por los mantos de lava y por la propia avalancha.
Aguas abajo del puente mostrado por la anterior fotografía empieza la gran marisma de arenas negras llamada Bakkahlaup, un triángulo de veinte kilómetros de lado a cuyo través la corriente principal llega al mar dejando a ambos costados largos canales y albuferas con islotes que las focas utilizan como refugio seguro para criar. La abundancia de aves es tal en cantidad y diversidad que un especialista puede distinguir varias docenas de especies diferentes.
El viajero que viene desde Akureyri y Húsavík por la carretera 85 y bordea la península de Tjörnes, llega al paraje de Lónsós y descubre esta panorámica del Bakkahlaup, la marisma formada por las avalanchas del Jökulsá á Fjollum.
Pareja de cisnes cantores en una laguna del Bakkahlaup.
Una barca, quizá de un pescador o de un ornitólogo, se pierde en las marismas del Bakkahlaup.
A lo lejos, el Ártico.
Ásbyrgi: la huella del caballo de Odín.
Fotografía aérea (tomada de internet) donde se aprecia íntegramente el Cañón de Ásbyrgi. En primer término se observa la carretera 85 que, bordeando la inmensa marisma negra del Bakkalhaup, va a vadear el río Jökulssá que discurre por su nuevo cauce, dos kilómetros al este (a la izquierda en la foto).
El cañón de Ásbyrgi
Ásbyrgi es un monumento natural cercano a la planicie aluvial del Bakkahlaup por donde el Jökulsá á Fjöllum desemboca en el Ártico. Pero por el cañón de Ásbyrgi no pasa el río Jökulsá á Fjöllum ni ningún otro. He ahí lo sorprendente de este colosal hundimiento para el que ha de haber una explicación. Se trata de un enorme escalón con paredes totalmente verticales, de cien metros de altura, que ocupa un área de 3,5 kilómetros de longitud y más de un kilómetro de anchura. En medio de tal depresión se alza una meseta llamada Eyjan (La Isla), de manera que el conjunto, visto desde un avión, se asemeja a la huella de un caballo gigantesco.
El lago Bonstjörn, al pie de los acantilados de Ásbyrgi.
Aunque el culto a Odín debió de nacer en Dinamarca hacia el siglo IV y pasar pronto a la península de Escandinavia, en Islandia parece que nunca tuvo mucha aceptación. Odín no logró, ni de lejos, la consideración que mereció su hijo Þorr o Thor, el Dios del Trueno, del clima y las cosechas, de la ley y la justicia, cuyo nombre llevan innumerables personas y lugares en este país.
Una la leyenda relativamente moderna atribuye el fenómeno geológico de Ásbyrgi a una pisada de Sleipnir, el caballo de Odín.
Desde la carretera 85 a su paso por la llanura del Bakkahlaup, una pista asfaltada accede al cañón de Ásbyrgi. En su interior hay una población de pequeños abedules, además de abetos, alerces y alguna otra especie. En la cabecera, justo al pie del acantilado, hay un pequeño e impoluto lago que llaman Botnstjörn donde viven muchas aves acuáticas.
Como decíamos unas líneas más arriba, todo este paisaje fue modificado por la explosión volcánica y la gigantesca inundación ocurrida a finales de la Edad del Hielo y por otra erupción y avalancha sucedida hace unos 3.000 años. Como consecuencia de todo ello, el río modificó su curso y ahora discurre por otro desfiladero que ha excavado algo al este de la pisada de Sleipnir en Ásbyrgi.
El actual cauce del río Jökulsá á Fjollum discurre dos kilómetros al este del cañón de Ásbyrgi.
Fotografía tomada desde el puente de la carretera 85. El caudaloso y turbio Jökulsá á Fjollum empieza a amansarse a la altura de Ásbyrgi, ya muy cerca de la desembocadura.
Las aguas turbulentas
Inmediatamente después de que la carretera 85 vadee el río Jökulsá en las proximidades de Ásbyrgi, la pista F864 parte a su derecha y continúa por la margen oriental, aguas arriba, sin alejarse excesivamente del cauce que ahora es ya un notable cañón.
Río arriba, el cauce es cada vez más agreste. Vígabjargsfoss y Rettarfoss son las dos primeras cascadas accesibles desde la pista 864.
Unos 25 kilómetros aguas ariba del puente de Ásbyrgi, desde la pista 864 se accede al hermoso paraje de Hafragilsfoss. En el flanco opuesto de la cascada se alza una de las frecuentes montañas rojas de riolita, producto de las erupciones volcánicas.
Catarata Hafragilsfoss.
Aunque hay indicadores a la orilla de la carretera, no sería preciso conocer la situación exacta de las sucesivas cascadas porque las nubes de agua pulverizada en suspensión sirven siempre como faro.
Medianoche en la catarata Dettifoss
La ruta que nosotros seguimos en esta segunda visita al cañón del Jökulsá á Fjollum empezó en Akureyri y continuó por Húsavík, la peníninsula de Tjörnes, Ásbyrgi y la pista F862 para regresar a Akureyri por la N1 pasando junto al Lago Mývatn. El recorrido completo no llega a 400 kilómetros, pero es tanto lo que hay que conocer y disfrutar, que dieciséis horas no son suficientes. Claro que eso no importa porque, desde mediados de junio a mediados de julio, la noche en el norte de Islandia es una broma. Las siguientes fotografías fueron tomadas en torno a la medianoche (hora solar).
Para llegar a Dettifoss hay una pista que parte de la F862 y permite alcanzar un área, muy cercana, destinada al aparcamiento y descanso. Desde aquí hasta la vecindad de la cascada se ha de caminar por un sendero descendente abierto entre piedras o bloques de lava.

Cerca de la medianoche dos excursionistas (en el centro de la foto) bajan por el sendero que lleva desde el área de descanso hasta Dettifoss. Un peñacho de vapor indica la cercanía de la catarata.
Son las doce de la noche pero no hay prisa. Antes de descender hasta la catarata, conviene cenar porque ya es hora. La luz no disminuirá.
La arista superior de la catarata Dettifoss tiene cien metros de anchura y el agua se desploma desde casi cincuenta metros hacia el cañón. Ésta es la catarata más potente de Europa, ya que el concepto de potencia es el resultante de combinar caudal y altura. El caudal medio en este lugar es de 200 metros cúbicos por segundo (o si se prefiere, 200 toneladas de agua por segundo).


Llegados al segundo puente sobre el Jökulsá á Fjollum, tomamos rumbo a Akureyri por la N1 o Carretera del Anillo (Hringvegur). Atrás queda el río poderoso que baja del glaciar Vatnajökull tras haber atravesado el terrible desierto de Ódaðahraun. Desde Ásbyrgi hacia arriba no hay más huellas de Sleipnir, el caballo de Óðin. Colosales mantos de lava las han borrado por completo.
Etimológicamente, la voz Óðin parece estar relacionada con óðr, vocablo ambivalente que como adjetivo se refiere a la furia o la violencia y como sustantivo tiene que ver con la sabiduría y el alma.
El área al norte del glaciar Vatnajökull, por donde nace el Jökullsá á Fjollum, es la de mayor actividad volcánica en Islandia. Por allá arriba se construyen actualmente grandes embalses, túneles de muy grueso calibre que conducen el agua de una a otra cuenca y demás obras hidráulicas con las que se genera la electricidad que demanda la boyante industria del aluminio.
Que la furia de Óðin se contenga mientras Thor fertiliza a duras penas estos campos de lava donde pastan las ovejas. Que se retrase el momento en que Óðin haya de liderar la lucha de los dioses y los hombres contra las fuerzas del caos en el Ragnarök, cuando pavorosos desastres naturales hundirán la tierra bajo el agua para dejar paso libre a un mundo nuevo.
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