lunes, 6 de diciembre de 2010

SKÓGAR: la última expulsión del paraíso (by the moment)

Adán y Eva expulsados del Paraíso.
Grabado visible en la escuela-museo de Skógar.
          
La última orden de expulsión del paraíso de Skógar apenas estuvo vigente durante unas horas y los granjeros no le hicieron demasiado caso. Fue en abril de 2010 cuando la erupción del volcán en el glaciar Eyjafjallajökull disparó las alarmas, pero los ganaderos permanecieron entre la nube densa de ceniza, defendiendo su hacienda.
 


Esta magnífica fotografía está tomada del blog de Snorri Gunnarsson y
corresponde a la erupción del Eyjafjalla en 2010.

En las granjas de Skógar apenas viven treinta personas pero, en verano, son centenares los visitantes que llegan diariamente para conocer la célebre catarata, la Skógafoss, una perfecta lámina o cortina de agua que se desploma desde sesenta metros de altura.
 
El aspecto de Skógar a comienzos del verano de 2010 era todavía siniestro.
La vigorosa hierba aún no había logrado ocultar la espesa capa de cenizas.


Las granjas de Skógar vistas desde el filo de la catarata.

Un sendero pendiente pero cómodo conduce hasta lo alto de la cascada. A lo lejos
se ve el área de aparcamiento de coches. La ceniza negra aún tiñe el cauce del río.

La catarata Skógafoss y sus alrededores ofrecían en el verano de 2010 un aspecto fúnebre, muy distinto al colorido habitual del paisaje. En primavera, por la atmósfera y por el cauce del río Skóga descendieron ingentes cantidades de ceniza volcánica que tiznó de negro todo el territorio de alrededor. Skógar –que significa “bosque”- fue uno de los parajes afectados.


Los visitantes aficionados a caminar suben hasta lo alto de la cascada por un sendero empinado que, en parte, es una escalera. Desde arriba, el camino continúa durante varios kilómetros hacia el norte, en busca del legendario paso de Fimvorduhals que esta flanqueado por el glaciar Eyafjallajökull al oeste y el Mýrdalsjökull al este.
Todo el recorrido desde Skógafoss hasta el collado de Fimvorduhals es cómodo, llevadero, y discurre por parajes de imponente belleza. Las cascadas se suceden y hay alguna aún más espectacular que la de Skógar. Las fotografías que acompañan a este texto fueron tomadas dos meses después del cese de las erupciones y, aunque las muchas horas de sol hacen crecer la hierba vigorosa en los terrenos más insospechados de la costa sur de Islandia, el verdor aún no había podido ocultar la espesa capa de ceniza negra.


Dos meses después de la extinción del volcán, la espesa
capa de cenizas es omnipresente todavía.




La más espectacular de las cataratas del río Skóga se encuentra unos cuatro
kilómetros aguas arriba, por la senda que lleva al paso de Fimvorduhals.



No sorprende descubrir que el poeta Matthías Jochumsson, autor de la letra de la Lofsöngur, el bello himno nacional de Islandia, sea natural de Skógar donde nació en 1835.
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El otro gran atractivo de este lugar es el Skógasafn, uno de los más concurridos museos etnográficos de Islandia. Su colección crece de año en año. A quien esto escribe le apasiona especialmente lo relacionado con la música, la más sublime de todas las artes, lo cual se aprecia en las siguientes fotografías.





La maestra, doña Marta, tiene a su izquierda un mapa del continente europeo
que facilita la comparación de España con Islandia en cuanto a posición y tamaño.
     



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