domingo, 10 de octubre de 2010

ALDEYARFOSS Y GOÐAFOSS, dos cataratas en el río Skjálfandafljót

El Skjálfandafljót, otro de los grandes caudales que corren desde los glaciares del sur hacia el Ártico, se va entretejiendo por los altos de Seprengisandur con varios torrentes nacidos del Tungnafellsjökull, un satélite del Vatnajökull. Desde el refugio de Nýidalur, en el punto más remoto e inhóspito del desierto de Sprengisandur, el río lleva por su izquierda la legendaria pista F26 que atraviesa Islandia de sur a norte (permanece abierta entre junio y septiembre). 
En su agitado curso hacia la desembocadura en el ballenero golfo de Skjálfandi (cerca de la población de Húsavík), se precipita por dos de las más célebres cataratas de Islandia: Aldeyarfoss y Goðafoss.
Goðafoss se encuentra a un tiro de piedra de la carretera principal, la N1 o Hringvegur, más o menos a mitad de camino entre Akureyri y el Lago Mývatn.
Aldeyarfoss está aguas arriba, casi cincuenta kilómetros tierra adentro con respecto a Goðafoss y muy cerca de Mýri, donde empieza oficialmente la pista F26 por su extremo norte.
Ambas cascadas son accesibles por las dos riberas, pero en el caso de Aldeyarfoss es mucho más recomendable la aproximación por la orilla oeste, es decir, subiendo desde la N1 por la pista 842 hasta Mýri. (Los excursionistas que viajan desde el sur de la isla por la F26 pasan justamente por Mýri).



Grupos de excursionistas se asoman al cauce en Aldeyarfos por ambas riberas. El mirador occidental (el más alejado, en la fotografía) es el más accesible.
 

Las cascada Aldeyarfoss desde lo alto.

 

Aldeyarfoss.
 
Aguas arriba del salto de Adeyarfoss, entre el vasto desierto de lava, hay otras cascadas, alguna de doble chorro.


La columnnata de basalto flanquea el cauce en Aldeyarfoss.



El agua blanco-azulada del río glaciar constreñida entre los farallones de lava. Sobre el zócalo de la margen oriental caminan unos excursionistas.
 
El enorme bloque de lava en medio del río evoca un capitel corintio labrado por gigantes.

Lo más llamativo de Aldeyarfoss es el bosque de columnas de basalto que flanquea el cauce. La caída del agua es de unos veinte metros pero, río arriba, se ven muy cerca otras cascadas. Todo este espectacular tramo del río atraviesa los campos de lava de Frambrunii y Suðurárhraun, que son estribaciones occidentales del gran desierto de Odáðahraun.



Desde el puente sobre la N1 se distingue, cerca, el penacho de niebla de la cascada Goðafoss. 


En cuanto a Goðafoss, su leyenda es bien conocida. Cuando en el año 999 el parlamento medieval decidió la conversión de Islandia al cristianismo, el sacerdote Þorgeir cogió los ídolos paganos y los arrojó por el lugar que desde entonces se llama así, Goðafoss, la Catarata de los Dioses.






El río aguas abajo de la cascada. Al fondo pasa la Carretera del Anillo.



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