A la entrada a Landmannalaugar hay que vadear alguna pequeña corriente.
Un viaje debería ser planeado con atención y calma, cocinado con esmero, saboreado con dedicación y disfrutado con una buena sobremesa que puede durar toda la vida.
Conozco personas, muy cercanas a mí, que en cuanto toman asiento en un coche se duermen como troncos y ni el jolgorio que hagan los acompañantes ni lo tortuoso de la ruta ni lo rugoso del pavimento ni traqueteo alguno los vuelve a resucitar hasta que el viaje acaba. Dicen que adoran viajar pero no se enteran de nada. No los entiendo. Ellos a mí, tampoco. Estamos en paz.
Viene el preámbulo a cuento de que tan hermoso es el paisaje de Landmannalaugar como el viaje hasta allí. Hay varios modos de hacer ese camino, unos cuantos puntos de partida y diversos itinerarios. El trekking desde el Parque Nacional de Þórsmörk, o la mucho más larga y completa travesía que empieza en la cascada de Skógafoss, se cuentan entre las más célebres o concurridas rutas para senderistas en Islandia. Están reservadas, eso sí, para gente bien entrenada, resistente y experta (o con guía). Nosotros (en realidad solo uno de nosotros, y no seré más explícito) acometimos a finales de julio de 2010 la subida desde Skógar, río arriba, hasta las proximidades del paso de Fimmvörðuháls, entre los glaciares Eyjafjallajökull y Mýrdalsjökull. Es un trayecto corto y cómodo que no supone más que la sexta parte de la travesía completa entre Skógar y Landmannalaugar vía Þórsmörk. En aquellas fechas, este tramo tenía unas condiciones muy particulares: a medida que la ascensión avanzaba, la capa de cenizas debida a la reciente erupción del Eyjafjalla alcanzaba más espesor y el panorama tenía un aspecto desolador, casi siniestro. Trataremos de ello en una próxima entrada.
Creo que el trekking es la mejor opción para descubrir la Reserva Natural de Fjallabak pero, por razones físicas o de disponibilidad de tiempo, eso no está al alcance de cualquiera. Así que el medio más habitual para acceder a Landmannalaugar es el automóvil.
Se puede recurrir a un viaje organizado desde Reykjavík o alquilar un coche que debe ser, al menos, del tipo todo-camino. Actualmente, la ruta más rápida y segura a Landmannalaugar empieza penetrando hacia el interior de la isla por la carretera número 30, que parte de la N1 al este de Selfoss. Tras cubrir diecisiete kilómetros por ella, se toma a mano derecha la carretera 32 por la que, tras unos cincuenta kilómetros de marcha, aparece el puente de Stöng por donde se pasa a la ribera opuesta del caudaloso río Þjórsá. Pocos kilómetros después, la 32 se une a la pista F26. Durante gran parte de este recorrido aparece destacada al sur la mole del volcán Hekla.
Por la legendaria pista F26, que atraviesa la isla de sudoeste a norte a través del desierto de Sprengissandur, apenas hay que cubrir quince kilómetros, hasta alcanzar el área de servicio de Hrauneyjar. Debido a las grandes obras hidroeléctricas ejecutadas en el área de Hrauneyjar durante las últimas décadas, todo el trayecto descrito hasta aquí tiene un firme muy bueno, pavimentado con asfalto. Por eso el itinerario que hasta hace unos años era el más usado para llegar a Landmannalaugar (la pìsta F225, con sus vados) ya no es tan interesante.
Hrauneyjar es el último lugar para repostar combustible. Los 33 kilómetros que faltan hasta Landmannalaugar se cubren por la pista F208 que, aunque de tierra, es más que aceptable en todo su recorrido y no obliga a vadear ningún río, lo cual tiene una importancia capital cuando el coche o el conductor no son los adecuados.
El primer tramo de la 208 discurre entre un tinglado hidráulico de mucho cuidado. Han construido una presa en el río Tungnaá para formar el embalse de Krókslón, de 14 km2. Y entran en el juego otras pequeñas presas además de lagos tan importantes como el Þorisvatn, en cuya proximidad esta la central eléctrica de Sigalda. Otras dos plantas generadoras son las de Hrauneyjafoss y la de Vatnsfell. Una red de profundos canales, a veces subterráneos, comunica embalses y centrales en orden a obtener el máximo rendimiento a partir de las reservas de agua y los desniveles. La planta de Vatnsfell, la de más reciente construcción, solo genera electricidad en invierno, cuando la demanda es mayor y el caudal de los ríos se reduce por congelación. Entonces el agua del Þórisvatn, el segundo mayor lago de Islandia (70 Km2 y más de 100 metros de profundidad) se desvía por un canal al embalse de Krókslón. La regulación del Þórisvatn permite que en verano suba el nivel hasta cinco metros, lo que supone un ingente volumen de agua. Así almacena energía potencial que es utilizada en las épocas de mayor demanda.
La F208 penetra por estos parajes totalmente modificados durante los últimos tiempos y, tomando rumbo franco al sur, pasa cerca del monte Löðmundur (1.085 m), la mole alzada en medio de Landmannalaugar y Landmannahellir.
Landmannahellir es otro de los parajes más atractivos del Parque Nacional de Fjallabak. Hellir significa cueva. A las puertas del otoño, desde hace siglos, los ganaderos reúnen sus ovejas en este lugar para trasladarlas a las tierras bajas. Crónicas antiguas afirman que la cueva de Landmannahellir servía de establo para los caballos y dicen, al parecer con bastante exageración, que cabían dentro unos setenta y hasta ochenta ejemplares si estaban bien apretados. Los recolectores de ovejas dormían en una pequeña cavidad aneja y en una cabaña. Hoy los medios son muy diferentes, el campamento está muy bien equipado y los ganaderos apenas necesitan pasar aquí dos o tres noches para concluir la operación.
Faltando menos de cuatro kilómetros para Landmannalaugar, hay una encrucijada de caminos bien señalizada, donde confluyen la F208 con la F225 de la que antes hablábamos. Por la F225 se accede al área de acampada de Landmannahellir, pero en el mismo cruce un cartel advierte que hay al menos un vado por medio.
A medida que Landmannalaugar está más próximo, el paisaje se hace más y más interesante. Queda a la derecha el lago Fróstrastaðavatn, muy concurrido por los pescadores, y luego la pista acomete una pequeña rampa, una collada insignificante sobre el inmenso campo de lava, con varios cráteres antiguos alrededor cuya inspección es muy instructiva para aficionados a la geología y a la flora. A veces se ve trotar por los senderos alguna manada de preciosos caballos islandeses que durante el verano proporcionan uno de los mayores placeres a los aficionados a cabalgar entre tantos esplendores naturales.
Por fin la pista 208 arriba al valle principal de Landmannalaugar, donde es preciso salvar dos vados de muy poco calado para acceder al área de acampada.
Notas:
1.- Durante el verano, un autobús de línea regular sale de Reykjavík a las 8 de la mañana y, por la pista F26, atravesando el desierto de Seprengissandur, llega a Akureyri a las 22 horas- Esto da una idea de la entidad del viaje por los páramos más inhóspitos (y también más hermosos) del país).
2.- Los que está ocurriendo con el potencial hidroeléctrico de Islandia durante las últimas décadas ha dado lugar a una fortísima polémica en el país y a un reciente cambio de gobierno. La entrada del 11 de agosto de 2010 titulada ENERGÍA, DESARROLLO, ENTROPÍA trata este asunto.
3.- Creo que la entrada del 21 de marzo de 2010 titulada LAS TIERRAS ALTAS E INHÓSPITAS es muy interesante en cuanto a lo que supone la recogida de las ovejas en Islandia a comienzos del otoño.
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